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martes, 24 de noviembre de 2009

Urugua-í fue solución técnica y no económica

OPINION (07-10-2000) por Carlos Correa

La habilitación de la central hidroeléctrica Urugua-í, hace diez años, representó una solución técnica para Misiones, antes que una solución económica. Esto es así puesto que si al momento de su entrada en operaciones no se hubiese contado con esta herramienta, la provincia hubiera padecido escasez de energía.

Pero, las sucesivas rebajas tarifarias fueron posibles en el marco de la Ley de Convertibilidad y luego de la vinculación con el Sistema Argentino de Interconexión (SADI). De esta forma, hoy los usuarios de Electricidad de Misiones Sociedad Anónima (EMSA) pagan tarifas que, en sus diversas categorías, se ubican en la mitad de una escala que incluye a todas las provincias, la Capital Federal y el Gran Buenos Aires.

Con todo, la puesta en marcha de esta obra constituyó un hecho altamente positivo, al no estar siquiera prevista en el proyecto original de Yacyretá la interconexión de Misiones con dicha central hidroenergética binacional.

Aquí, precisamente, estriba el tibio cuestionamiento que se le podría efectuar al gobernador de entonces, Ricardo Barrios Arrechea: haber optado por Urugua-í, en vez de lanzarse con ímpetu a concretar la interconexión con el sistema nacional que, en ese momento, se encontraba a 350 kilómetros de distancia, en el Chaco, frente a la ciudad de Corrientes.

No obstante, resulta difícil dimensionar o juzgar con la mentalidad de hoy, qué era lo conveniente en aquella oportunidad.Ello, a pesar que la interconexión ya figuraba entre las reivindicaciones sindicales y políticas de los '70: de Luz y Fuerza, la CGT Regional y la Corepaen (Comisión pro Recuperación del Patrimonio Energético) constituida ésta, justamente, en la casa particular del doctor Barrios Arrechea, a principios de aquella década y con participación de dirigentes gremiales y políticos de variada extracción.

Recién en 1996 -más de diez años después del abordaje de la construcción de Urugua-í por la administración de la UCR- y por iniciativa del justicialista Federico Ramón Puerta, a la sazón gobernador de la Provincia, se vio concretado el vínculo físico con el SADI -no con la central Yacyretá.

Por encima que no existe certeza absoluta de que el arroyo Urugua-í sea el de mayor caudal de la provincia, al no haberse completado estudios de otros cursos que, a ojo de mal cubero, podrían ser igualmente caudalosos, hay certeza, sí, que el Urugua-í muestra un comportamiento irregular: cortos períodos de muy buen nivel, se alternan con largos períodos en que la baja de las aguas dificulta las operaciones y deriva en un marcado descenso de la producción de la usina.Tal certidumbre surge de relevamientos practicados a lo largo de la década pasada, de los que se exceptúa la medición efectuada en 1990, puesto que la central fue habilitada en septiembre de ese año.

Harto elocuentes son, en cambio, los datos obtenidos en los años siguientes. En efecto, en 1991 la producción fue de 247.845.600 kilovatios/hora (o, si se prefiere, de casi 248 gigavatios/hora), y a partir de entonces se registró la escala que se detalla a continuación:

* 1992--- 376.616.200 kv/h;
* 1993---407.286.000 kv/h;
* 1994---342.823.400 kv/h;
* 1995---311.399.900 kv/h;
* 1996---321.399.900 kv/h;
* 1997---623.410.100 kv/h;
* 1998---693.005.200 kv/h;
* 1999---257.238.900 kv/h.

Según lo que puede apreciarse, en dicho período sólo en dos años el nivel del arroyo permitió una producción de energía que osciló entre el 65 y el 70 por ciento de la demanda provincial, estimada en ese momento en un volumen cercano a los 1.000 millones de kilovatios/hora (o si se prefiere, 1.000 gigavatios/ hora).En todos los otros años la producción estuvo baja o muy baja.

Y en lo transcurrido del 2000, las cosas no muestran mejoras. Al contrario: hasta la mitad del año en curso Urugua-í había aportado 97.656.900 kilovatios/ hora.

Tampoco se ajusta a la realidad la versión periodística de que el embalse recuperó su caudal.

Ya fue consignado el comportamiento marcadamente irregular del citado curso de agua, cuyo caudal normal es de 53,4 metros cúbicos por segundo. En cambio, los siguientes registros mensuales de este año indican:
16,94 metros cúbicos por segundo, en enero;
32,58, en febrero;
9,37, en marzo;
23,81, en abril;
51,95, en mayo;
55,26, en junio;
52,23, en julio,
y 17,25 metros cúbicos por segundo en agosto.

O sea que en sólo tres meses de dicho período puede decirse que el arroyo tuvo su caudal normal, pero la media de los primeros ocho meses de este año se ubica en 32,42 metros cúbicos por segundo. Bien lejos del normal, según puede concluirse.

Y otra muestra más: si se toma un solo día del pasado septiembre, el 26 de dicho mes el caudal fue de casi 13 metros cúbicos por segundo. Más lejos, aún.

Importación y costo

Debe quedar en claro, asimismo, que no existe ventaja comercial alguna para EMSA en la importación de electricidad del Paraguay, ya que el fluido es adquirido al mismo precio que a la Comisión Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico Sociedad Anónima (CAMMESA).

Para la empresa misionera del Estado provincial representa, en todo caso, la disposición de una fuente alternativa de abastecimiento.Por cierto no es que se importe 30 megavatios (30 mil kilovatios). Es ésta, por el contrario, la potencia del transformador situado en territorio paraguayo. Y en agosto pasado -primer mes de la compra de electricidad al vecino país- la carga sobre dicho transformador fue de 15 megavatios, es decir, la mitad de su potencia, para una demanda de energía por parte de EMSA de 11 millones de kilovatios/hora (11 gigavatios/hora), durante todo ese período.E

l volumen importado del Paraguay representó, así, algo más del 11 por ciento sobre la demanda mensual de electricidad del sistema provincial, cercano hoy a los 100 gigavatios/hora.

De vuelta a la central hidroeléctrica del Estado misionero, conviene apuntar que, como es obvio para los entendidos, el citado comportamiento irregular del arroyo Urugua-í tiene directa incidencia en el costo de la energía producida por dicha usina: 12 milésimos de dólar el kilovatio/hora en los períodos buenos y 17 milésimos en los negativos.

Como quiera que fuere, el costo de producción de electricidad (al igual que cualquier otro producto) es sólo un componente del costo final. Que para el caso de la energía también debe contemplar, entre otros, la transformación y el transporte, por ejemplo.A ello, debe sumarse el factor de nodo (peaje de la luz) provocado por el efecto distorsivo de la exportación al Brasil, lo que es pagado puntualmente por EMSA.

Sucede que CAMMESA factura el total, aunque extiende una nota de crédito a favor de EMSA por la diferencia entre el valor del nodo nacional (que ya se pagaba) y el valor del nodo distorsionado por la exportación. Esta nota de crédito tendrá vigencia hasta que la Justicia resuelva sobre el recurso de amparo interpuesto por las autoridades locales: si es favorable a la Provincia, el crédito se aplicará sobre los montos de futuros consumos, y si es desfavorable en reemplazo de la nota de crédito se extenderá el recibo, directamente.

Por otro lado, la deuda de EMSA con la ex YPF no formó parte del convenio Nación-Provincia firmado en el '93 por los entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, y gobernador de Misiones, Ramón Puerta. Por este convenio, la Provincia transfirió a la Nación las deudas por la construcción de Urugua-í y la adquisición de la Central de Ciclo Combinado, instalada en la central del barrio posadeño La Tablada.

A la inversa de lo que se sostiene en ciertos ámbitos, EMSA afrontó íntegramente los compromisos asumidos con la ex YPF.

Al respecto una anécdota de tinte político: hasta 1987, YPF no exigía el pago de combustible, pero, en febrero de 1988 el directorio de la empresa nacional cortó el suministro por la deuda.

Hasta diciembre de 1987 gobernó en Misiones el radicalismo, el que fue reemplazado por el Justicialismo. Pero, en la Nación y hasta julio de 1989 siguió la UCR.A todo esto, el cuadro tarifario de EMSA experimentó ocho sucesivas rebajas desde 1993 (recuérdese que en el '91 comenzó a regir la Convertibilidad y en el '96 se habilitó la interconexión con el SADI).

Tales rebajas significaron, en promedio, una disminución de más de 40 por ciento, si se toman todas las categorías: residencial (42 por ciento), comercial (49 por ciento), industrial (35 por ciento), hoteles (50 por ciento) y grandes usuarios (46 por ciento). No obstante, esa tendencia sufrió un retroceso en diciembre pasado cuando se aplicó un aumento del 10 por ciento a todas las categorías, con excepción de las cooperativas eléctricas, a raíz de la sequía en la cuenca del Urugua-í.

Y otro en mayo de este año, cuando por impacto del factor de nodo de exportación hubo que incrementar un 5 por ciento, mientras EMSA, por instrucciones del Gobierno de Misiones, absorbía otro 5 por ciento que hubiera correspondido incorporar a dicho aumento.Ya en agosto pasado, sin embargo, se volvió a la tendencia anterior, con una rebaja del 2,5 por ciento para todas las categorías..

Por todo esto, cuando se habla por allí del supuesto alto costo de la electricidad, como motivo de reclamos varios de ciertas empresas, habría que ubicar, en principio, estos elementos: cuál es la zona en la que se origina el reclamo (hay que tener presente que EMSA vende energía a cooperativas que, a su vez, la comercializan en sus respectivas jurisdicciones); si la empresa en cuestión adquiere la energía a EMSA, y cómo gravita el consumo de electricidad en la estructura de costo de la empresa de que se trata.

Carlos Correa (2000)

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