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jueves, 12 de noviembre de 2009

S.O.S. Saltos del Mocona vs Represas en el Uruguay

Antecedentes legales y de manejo
En el año 1967, a través del Decreto N° 1.900, la provincia de Misiones toma posesión de 999 ha que los Sres. Juan Alberto Harriet y León Laharrague donan en las inmediaciones de los Saltos del Moconá.
El 1 de diciembre de 1974, es sancionada la Ley N° 528 por la que se denomina "Parque y Reserva Turística Saltos del Moconá" a un área de 15.000 ha. que sería de utilidad pública, expropiadas a las empresas Juan Alberto Harriet S.A. Agrícola, Ganadera, Industrial y Financiera y Laharrague S.A. Agrícola, Ganadera, Comercial, Industrial y Financiera.
Esta Ley fue promulgada por el decreto N° 4862/74 del Poder Ejecutivo Provincial y luego derogada por el Decreto Ley N°21 en 1975. Luego se presenta el proyecto de Ley N°561 que fue promulgado por el Decreto N°1431 del 18 de septiembre de 1975, por el que se deroga el Decreto Ley N°21. Este proyecto de Ley caduca a los 10 años por no haberse llevado a cabo la compra de la propiedad (Krauczuk, 1998).
A través del Decreto N°1434 se crea oficialmente el 4 de julio de 1988, el Parque Provincial Moconá en una superficie de 999 ha. 63 a y 95 ca.Con la finalidad de reforzar la figura legal, fue sancionada la Ley N°2854 el 27 de junio de 1991.
Con la sanción de la Ley N°2932 el 18 de junio de 1992, se enmarca al Parque Moconá dentro del Sistema de Areas Naturales Protegidas de la provincia, que, conjuntamente con su Decreto Reglamentario N°944/94, le otorgan al área mayor respaldo legal y definen algunas pautas para su manejo.El 26 de agosto de 1993, mediante la Ley N°3041, se declara "Reserva de la Biósfera Yabotí" a un área de 253.773 ha., entre las cuales se encuentra la parcela 34c, que corresponde con el Parque Provincial Moconá.
Esta Reserva fue reconocida en junio de 1995 a nivel Internacional por el Programa MAB/UNESCO (Hombre y Biósfera), pasando a formar parte de la Red Nacional e Internacional de Reservas de Biósfera. (Cinto, 1998). Su área núcleo es una superficie de 20.685,5 ha., que forma parte de un área de 31.619 ha., que fue expropiada a la firma "Obraje Esmeralda S.A.F.A.I. e I" mediante la Ley N°2939 de 1992, con destino a establecer un Area Natural Protegida, de la que toma posesión el Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables de la Provincia de Misiones, por medio del Decreto N°2026/92 (Cinto, 1997).
Según la zonificación propuesta, el Parque Provincial Moconá se encuentra dentro del Area de Transición, fuera del Area de Amortiguamiento, la cual comprende una franja de 2000 m. alrededor del Area Núcleo, de los cuales un 50% corresponde al Area Núcleo y el 50% restante a las propiedades privadas que limitan con la Reserva Esmeralda (Cinto, 1997).
El Decreto Reglamentario de la Ley N°3041, el N°2472/93, aprueba el Manual de Instrucciones Técnicas para la Formulación de Planes de Manejo para los montes nativos o implantados de la Reserva de Biósfera Yabotí. El artículo 3° de la presente Ley determina que sobre la Zona de Transición de la Reserva de Biósfera, se aplique la Ley de Bosques N°854, para aquellos propietarios que no deseen acogerse al régimen impuesto por la Ley N°3041.
El 1 de diciembre de 1993 se sanciona la Ley Nacional N°24.288 por la cual se declara como Monumento Natural Nacional al tramo del río Uruguay comprendido entre las desembocaduras de los arroyos Yabotí y Pepirí Guazú en donde se localizan los saltos.En 1996, la Delegación Técnica Regional del Noreste Argentino de la Administración de Parques Nacionales presenta al Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables de la Provincia de Misiones, un proyecto donde propone expropiar una superficie de 33.325 ha. lindantes con el Parque Provincial Moconá y dentro de la Reserva de Biósfera Yabotí, para la creación de un Parque Nacional (Almirón, 1996).Existen dos Proyectos de ley que tienen un alcance regional y que contemplan el ordenamiento territorial y la utilización de los recursos de manera sustentable y diferencial.
Ellos son: el Proyecto de Ley de creación de una "Reserva de Uso Múltiple" denominada "Corredor Verde de la Provincia de Misiones" y el Proyecto de Ley de Ordenamiento Territorial de la Provincia de Misiones. Ambos proyectos fueron presentados ante la Cámara de Representantes de la Provincia de Misiones en 1997 por el Ing. Agr. Luis Alberto Rey como Diputado de la Provincia de Misiones.
El "Corredor Verde" esta encuadrado dentro de la Ley N° 2932 y abarca 8 departamentos y la totalidad de las áreas naturales provinciales y nacionales de Misiones.
El proyecto Ley de Ordenamiento Territorial establece la subdivisión de la Provincia en unidades funcionales con normas productivas diferenciadas.
El manejo y la administración del Parque Provincial Moconá está a cargo del Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables el cual, según la Ley N°2854, podrá establecer con organismos municipales, provinciales, nacionales o internacionales y entes descentralizados, convenios específicos conducentes a la formulación de un Plan de Desarrollo.
Este organismo tiene presencia efectiva en el área desde aproximadamente 1988 (Azarmendia, com. pers.).Si bien los saltos del Moconá fueron declarados Monumento Natural Nacional, la Administración de Parques Nacionales aún no tiene presencia institucional en el sitio, posiblemente en parte debido a que la Ley N°24.288, por medio de la cual fue creada esta figura no lo establece expresamente, en contraposición a lo establecido por la Ley Nacional N° 22.351. Posiblemente, debido a este conflicto jurídico y a la espera de una reglamentación adecuada de la Ley N°24.288, es que aún no se ha arribado a una solución (Almirón, 1996).

Importancia y objetivos del área protegida

Sin duda, la presencia de los Saltos del Moconá fue el motivo principal que impulsó la decisión por parte del gobierno provincial de expropiar las tierras en las cuales están inmersos.Pero, en la actualidad, la importancia de conservación del área no sólo radica en la preservación de la belleza escénica que representan los Saltos, para el disfrute de la gente y el desarrollo del turismo, sino también en el valor de conservación que ésta posee a nivel biogeográfico.
Debido a que en territorio brasileño la superficie cubierta por la Selva Paranaense es sólo el 9% de la superficie original, que cubría el 50% de la región sur de Brasil (Almirón et al., 1996), desde el punto de vista regional, el Parque Moconá se encuentra en una posición estratégica. A pesar de su reducida superficie, su ubicación frente al Parque Estadual do Turvo de 17.491,40 ha. de superficie, al otro lado del río Uruguay en territorio brasileño y su inserción dentro de la Reserva de la Biósfera Yabotí, de 253.773 ha de superficie, le confiere una importancia de conservación crítica, haciendo de nexo entre estas dos grandes áreas protegidas y asegurando la conservación de grandes poblaciones de especies de la flora y fauna de la Selva Paranaense, un bioma, por lo antedicho, sumamente amenazado.
El Parque Moconá alberga especies de la flora y fauna amenazadas o endémicas, como la especie vegetal Dyckia brevifolia, que crece únicamente en las márgenes rocosas de los rápidos del Arroyo Yabotí y del río Uruguay y de especies animales como el yaguareté (Panthera onca), la harpía (Harpia harpyja), el carpintero cara canela (Dryocopus galeatus), la yacutinga (Aburria jacutinga) y el tapir (Tapirus terrestris) que se encuentran en estado crítico de conservación a escala regional y mundial.Por otra parte, se han encontrado en el Parque, restos arqueológicos de la cultura guaraní, cuyo estado de conocimiento es pobre y que requieren de su conservación, por encontrarse en serio riesgo de desaparecer por su ubicación a orillas del río Uruguay, en terrenos inundables y erosionables.
Por último es de destacar su valor paisajítico y su importancia como sitio para la realización de un turismo de bajo impacto que permita a la gente gozar de los recursos paisajísticos que el área posee, únicos a escala mundial. De esta forma el área actúa como importante marco para el desarrollo en el visitante, de una conciencia hacia la conservación y valoración de los recursos naturales de la provincia, del país y del mundo.




La clasificación biogeográfica del área en la cual se encuentra el Parque Provincial Moconá, puede diferir según los autores especializados en el tema.Para Cabrera y Willink (1980) se halla en la Provincia Paranaense del Dominio Amazónico, Distrito de las Selvas.Según Dinerstein et al. (1995), el área se encuentra en la Bioregión del Bosque Húmedo Tropical Oriental de Sudamérica y en la Ecoregión de la Selva Atlántica Interior Brasileña, dentro del Tipo de Hábitat Tropical Moist Broadleaf Forests.En base a estudios de flora realizados en el Parque Estadual do Turvo, la selva que ocupa esta región se denominaría "Floresta Pluvial Subtropical Perenifólia do Alto Uruguai" (Irgang, 1980 en Guadagnin, 1994).Para Cabrera (1976), el Parque corresponde biogeográfica y fitogeográficamente a la Región Neotropical, Dominio Amazónico, Provincia Paranaense, Distrito de las Selvas Mixtas. Dentro del distrito de la Selvas Mixtas se encuentran en el Parque, según esta clasificación, tres comunidades: una comunidad climax denominada "Selvas de Laurel y Guatambú" y dos comunidades serales denominadas "Selva Marginal", que se encuentra en las márgenes del río Uruguay y "Asocies de Podostemáceas", que crece sobre las rocas en los torrentes y cascadas (Cabrera, 1976).Martínez-Crovetto (1963) considera al área dentro de la Provincia Subtropical Oriental, Sector Misionero. Dentro de este sector, clasifica dos Distritos, uno de ellos es el Distrito de los Helechos Arborescentes, que ocupa la mayor superficie dentro del Parque y el otro es el Distrito Fluvial Uruguayense, que abarca las márgenes del río Uruguay y del arroyo Yabotí, ocupando una superficie muy reducida del Parque (Krauczuk, 1998).
La Provincia Paranaense abarca el extremo sur de Brasil, al oeste de la Serra do Mar, hasta el centro de Río Grande so Sul, el extremo nordeste de la Argentina y el este del Paraguay. La vegetación dominante es la selva subtropical, formada por tres estratos arbóreos, uno arbustivo, uno herbáceo y uno muscinal (musgos y líquenes) y abundancia de epífitas y lianas.
Pero sobre el planalto se hallan bosques de Araucaria y sabanas serranas y en las zonas más bajas se encuentran sabanas (Cabrera y Willink, 1980).Esta selva cubría una superficie estimada de 803.908 km2 (Dinerstein et al., 1995) de los cuales en la actualidad sólo perdura alrededor de un 5,8 % (Krauczuk, 1998).
En Argentina, en la provincia de Misiones, de los 2.200.000 a 2.800.000 ha. que originalmente ocupaba la selva (Almirón et al., 1996), perdura en la actualidad alrededor de un 45% (Laclau, 1994).
Según los datos del Centro de Cómputos del Ministerio de Ecología y R.N.R. de Misiones, que analizan únicamente el sector selvático con más de 7m de altura, este da una superficie de 11.310 km2, es decir un 37,95 % de la superficie original (Krauczuk, 1998). Para Paraguay, en 1991, restaba un 15% de la selva original y en Brasil se conserva un 9% (Almirón et al., 1996), siendo el Estado de Santa Catarina, donde la Mata Atlántica Interior ha desaparecido completamente (Krauczuk, 1998).Pese a esta incesante disminución, este ambiente mantiene una gran riqueza de recursos genéticos, si consideramos que únicamente para el Parque Nacional Iguazú se hallan descriptas alrededor de 2.000 especies de plantas vasculares y que para toda la provincia existen alrededor de 222 especies de peces, 49 especies de anfibios, 75 especies de reptiles, 548 especies de aves y 116 especies de mamíferos (Chebez, 1996).
El Sistema Provincial de Areas Protegidas cuenta con más de cuarenta unidades de conservación, las que cubren aproximadamente un 15% de la selva paranaense (Soria y Chebez, 1998).Existen, en la actualidad tres proyectos que están relacionados con la conservación del Parque Provincial Moconá: el "Corredor Verde de la Provincia de Misiones", que propone crear una gigantesca Reserva de Uso Múltiple que abarcará cerca de dos tercios de la provincia de Misiones, uniendo la Reserva de Biósfera Yabotí con el Parque Provincial Urugua-í y el Parque Nacional Iguazú; el proyecto de "Ordenamiento Territorial", que establece la subdivisión de la Provincia en unidades funcionales con normas productivas diferenciadas y el "Parque Tripartito", proyecto trinacional que propone el manejo coordinado del Parque Nacional Iguazú y los Parques Provinciales Urugua-í y Yacuí (Argentina), el Monumento Científico Histórico Puerto Bertoni (Paraguay) y el Parque Nacional do Iguaçú (Brasil), constituyendo la primer área protegida trinacional sudamericana de aproximadamente 300.000 ha. (Soria y Chebez, 1998).Existe en la actualidad un proyecto presentado por la Delegación Técnica Regional Nordeste Argentino de la Administración de Parques Nacionales, de comprar dos parcelas lindantes con el Este de la Reserva Provincial Esmeralda, las que suman 33.325 ha. para destinarlas a la conformación de un Parque Nacional, lo que uniría el Parque Provincial Moconá, el Monumento Natural Nacional Saltos del Moconá y la Reserva Provincial Esmeralda, actual área núcleo de la Reserva de Biosfera Yabotí (Almirón, 1996).
Caracterización socio- económicaEn el contexto nacional argentino, la provincia de Misiones constituye un área subdesarrollada, productora de bienes primarios, con muy poca industrialización in situ y cuya actividad económica se asienta fundamentalmente sobre el sector agrario y la utilización del suelo como base del proceso de producción (Schiavoni, 1995).El sector agrario provincial está integrado por diversos tipos de empresas como las agroindustrias organizadas de manera capitalista y los "colonos- misioneros", productores agrícolas familiares. El predominio de estas pequeñas explotaciones agrícolas, la especialización en determinados cultivos y las inestables condiciones de comercialización de estos productos, caracterizan al agro misionero (Schiavoni, 1995).En el Departamento San Pedro el 76,31% de la superficie esta ocupada por bosques o montes nativos, el 3,46% por bosques o montes implantados de pino, araucaria, paraíso y eucalipto, el 2,87% por cultivos perennes (yerba mate, té, tung, citrus), el 1,74% por cultivos anuales (maíz, mandioca, soja y tabaco) y el 1,06% por pasturas. Los principales cultivos industriales son la yerba mate en primer lugar, luego el té, el tung, el tabaco y la soja.
En cuanto a explotación ganadera, el ganado porcino es el que ocupa el primer lugar, seguido por el bovino (ambos con un número de cabezas entre 8.000 y 10.000) y por último y con escasa importancia el equino, ovino y caprino (Conicet, 1995 en Rivero, 1997).En el Departamento Guaraní, la superficie que corresponde a bosques o montes nativos es de 59,87%, el 5,57% corresponde a cultivos perennes, el 5,18% a bosques y/o a montes implantados, el 4,14% a pasturas y el 4,01% a cultivos anuales. Los principales cultivos industriales son, en este Departamento, la yerba mate, el té, el tung, la soja, y el tabaco, en orden decreciente de producción. En ganadería, existen entre 18.000 y 20.000 cabezas de ganado porcino, entre 16.000 y 18.000 de ganado bovino y pequeñas cantidades de ganado equino, ovino y caprino (Conicet, 1995 en Rivero, 1997).Caracterización histórico- culturalEl obraje forestal fue la base de la economía regional hasta 1929, dependiendo de una mano de obra muchas veces explotada y de la utilización de los ríos Paraná y Uruguay para el transporte de los rollos hasta los lugares de aserrío (Laclau, 1994).
Con los inicios del cultivo de la yerba mate, a principios de este siglo, la colonización adquirió un impulso importante, con preponderancia de emprendimientos privados sobre el corredor del Río Paraná.
El proceso de ocupación de la tierra fiscal se estabilizaría hacia fines de los años 40, a partir de entonces, las inmigraciones fueron más restringidas (Laclau, 1994).Según FAO (1970), hasta 1965 la densidad de población en los Departamentos de San Pedro y General M. Belgrano, al este de la Provincia, era menor a 1 hab./km2, siendo que en Eldorado ya se contaba con 25 hab./km2 y en Posadas con 80 hab./km2.
Esto indica los patrones de ocupación del territorio y el sistema de aprovechamiento de los recursos naturales.Culturalmente la región noreste de la provincia tiene un alto grado de influencia del vecino país de Brasil. Los primeros exploradores yerbateros y descubridores de madera fueron brasileños.





El Parque presenta la singularidad de estar enmarcado por dos cursos de agua importantes: el arroyo Yabotí o Pepirí Miní y el río Uruguay. La presencia y la dinámica de estos cursos de agua ejercen una fuerte influencia en el Parque, condicionando el clima y gran parte de las actividades que pueden desarrollarse dentro del mismo.
El relieve es escarpado, con alturas que oscilan entre los 140 m.s.n.m., en las márgenes del río Uruguay y el arroyo Yabotí y los 349 m.s.n.m. en el centro- este del Parque.
Las orillas del río Uruguay poseen barrancos originados por las abruptas pendientes de las laderas que culminan prácticamente sobre el cauce del río. En dos sectores al Noreste del Parque se encuentran paredones de piedra a modo de barrancos sobre el arroyo Yabotí, que originan microambientes fácilmente modificables en caso de intervención sobre la vegetación circundante (Krauczuk, 1998).
Por encima de las curvas de nivel de los 300 m, el terreno se vuelve llano.
La zona que rodea el Parque y el Parque mismo pertenecen al Distrito Morfológico denominado "Franja Costanera o Colinas del Uruguay", que ofrece un relieve maduro, armonioso y atractivo (Margalot 1985).



El clima se encuadra dentro del tipo Cfa de la clasificación de Köppen, o sea, Subtropical Lluvioso Templado sin estación seca (Guadagnin, 1994), con precipitaciones prácticamente homogéneas durante todo el año que alcanzan a 2.012 mm anuales en Monteagudo y 2.025 mm en Yabotí (Margalot, 1985).
Los meses de otoño y primavera pueden ser más lluviosos.La temperatura media varía entre los 20° y los 21° (Cabrera, 1976), para el Cuartel Río Victoria del INTA, al noroeste del Departamento Guaraní, la temperatura media anual es de 19,9 °C (Krauczuk, 1998).
El promedio de humedad relativa ambiente para el Cuartel Río Victoria del INTA es de 74.5 % (Krauczuk, 1998).
Existe una diferencia entre las condiciones climáticas de las franjas ribereñas del río Uruguay y del Paraná.
Por la interposición de las alturas centrales, la costa del río Uruguay no recibe la influencia de los vientos del norte.
En consecuencia, posee una mayor moderación climática, recibiendo más directamente la influencia del océano Atlántico (Margalot, 1985).
En todo el valle del Alto Uruguay las nieblas son frecuentes.
La nubosidad intensa disminuye los valores de insolación hasta 50 % (Guadagnin, 1994) y contrarresta los efectos de la helada (Margalot, 1985).



El sustrato primitivo, macizo o escudo de Brasilia, sobre el cual se asienta toda la Argentina al norte del río Colorado, se remonta al Precámbrico (hace 2.000 millones de años) (Margalot, 1985).
Este escudo sufrió profundas transformaciones por movimientos tectónicos, ingresiones y regresiones marinas y alternancias de períodos secos y húmedos con evidencia de acciones glaciarias.
Como resultado, la estructura actual se conforma por una sucesión de tres planicies elevadas o planaltos que se extienden desde el Océano Atlántico con pendiente hacia el Oeste y NO y su parte mas elevada al Este, en los estados brasileños de Rio Grande do Sul, Santa Catalina y Paraná con alturas mayores a los 1.000 m.s.n.m. (Krauczuk, 1998).
Sobre el tercer planalto, que es el más occidental y extenso, se ubica la provincia de Misiones. Más del 90% de este territorio esta recubierto por capas continuas y gruesas de meláfiro (rocas eruptivas volcánicas), de la formación de Serra Geral (Margalot, 1985).
Este manto volcánico es el resultado de reiteradas erupciones que acontecieron hace 165 millones de años, en el período Jurásico, con grandes efusiones de lava sobre las arenas depositadas en los largos intervalos entre erupciones, produciéndose así los dos tipos de rocas características del subsuelo de Misiones: las areniscas de cuarzo y las rocas basálticas (Margalot, 1985; Ministerio de Ecología y R.N.R., 1991).
Las lavas presentan composición química y estructura petrográfica de tres tipos: olivinbasaltos, basaltos y andesitas (C.A.R.T.A., 1962-1963a).
En algunas zonas, el basalto contiene una gran cantidad de "vidrio volcánico", que al enfriarse la lava volcánica quedó en cavidades amigdaloides, formando cristales.
En estas amígdalas hay también ópalo, calcedonia, hematita, cuarzo y calcita, que en algunos lugares se explotan como piedras semi- preciosas (Ministerio de Ecología y R.N.R., 1991).
Al ser la región afectada por movimientos de ascenso relativos, se produjeron desniveles que dieron lugar a saltos y cascadas de diferentes magnitudes, según las rocas subyacentes. Conjuntamente, el trabajo de los ríos dio origen a una densa red de drenaje que fue modelando el paisaje natural actual.
Los Saltos del Moconá son consecuencia de una fractura en el lecho del río Uruguay en sentido NE a SO, formando una impronta de la forma de una "S" de 6 km., de longitud, entre la desembocadura de los ríos brasileños Serapiao y Calixto y los ríos argentinos Pepirí Guazú y Yabotí o Pepirí Miní (27°08'19"S y 54°12'47"W) (Cammarata, 1985).
De esta manera surge un desnivel de 5 a 6 m, con caída de las aguas a lo largo de 3.000 m de longitud en sentido O-E o sea desde la costa argentina hacia la costa brasileña, caída producida en menor grado por el trabajo erosivo del mencionado río sobre rocas basálticas del su lecho.
A esta altura, el río Uruguay tiene un ancho de 25 m., en épocas de bajante (Ambrosetti, 1983).
La masa de agua esta dividida en 24 caídas cuyas alturas siguen una tendencia de ir, empezando desde el Norte, de mayor a menor y la distancia que los separa entre sí, va de 2 a 60 m. en épocas de bajante (Ambrosetti, 1983).
Las riberas del río Uruguay presentan características diferentes. La margen izquierda del río, en territorio brasileño presenta una extensa superficie de rocas basálticas muy oscuras, casi negras, aflorando en el reborde de la barranca fluvial y costa adentro.
La Piedra de Bugre, al sur de los Saltos, facilita la observación de las características de esta ribera.
En cambio la margen argentina, presenta el basalto alterado y erosionado que forma los suelos colorados (Cammarata, 1985).





El clima existente ha facilitado la descomposición in situ de las rocas del subsuelo, dando origen a un suelo con alto contenido en óxido de hierro, aluminio y una pequeña porción de sílice (Margalot, 1985).
Son suelos arcillosos, pobres en cuarzo y ricos en hierro y manganeso, de drenaje rápido y fácilmente erosionables (Guadagnin, 1994).
Como resultado del proceso de erosión geológica activa predominan los suelos superficiales a moderadamente profundos, muy poco evolucionados llamados Entisoles y Molisoles, pedregosos o rocosos que se extienden sobre las laderas de los cerros.
En tanto que, sobre los cursos de agua al pie de los cerros, se hallan suelos denominados Inceptisoles, también de evolución reciente (Krauczuk, 1998).
Para el Parque Provincial Moconá no se dispone de una carta de suelos cuyo nivel de detalle lo constituyan unidades taxonómicas, por lo que el análisis está realizado utilizando unidades cartográficas politáxicas.
Estas unidades integran el paisaje como una unidad, es decir con ingredientes topográficos, geológicos y geomorfológicos que configuran áreas donde los suelos tienen similitudes que permiten suponer que, al ser puestos en uso, responderán dentro de ciertos límites en forma similar (O'Lery, 1994).
Los suelos del Parque corresponden a las Unidades Cartográficas o Complejos 6 y 2 (C.A.R.T.A., 1962-1963b).
Los suelos del Complejo 6 son "Suelos pedregosos", poco evolucionados, jóvenes, derivados del meláfiro alterado y fracturado hasta 2 metros, permeables, fértiles, ácidos (C.A.R.T.A., 1964 en Margalot, 1985).
En el Parque se encuentran las dos fases: 6A y 6B. La fase 6A se presenta en un paisaje de relieve plano o poco inclinado, con escaso peligro de erosión. Son los suelos de mayor difusión en Misiones, conocidos como "tosca" o "toscos". Son suelos muy fértiles, profundos, donde se encuentra frecuentemente actividad de vida y raíces a profundidades superiores a los 2 metros (C.A.R.T.A., 1964 en Margalot, 1985).
Presentan una textura gruesa que dificulta la evaporación, pues su granulometría favorece la penetración del agua de lluvia. Ocupan la menor superficie dentro del Parque y se presentan en manchones irregulares de 1 km. x 3 a 4 km. (Cammarata, 1985).
Los suelos del complejo 6B se extienden en relieves fuertemente inclinados, con serio riesgo de erosión. Son los suelos menos evolucionados, poco profundos, en los que la pedregosidad y rocosidad alcanzan sus grados máximos (C.A.R.T.A., 1962-1963b; C.A.R.T.A., 1964 en Margalot, 1985; O'Lery, 1994).
Donde las condiciones desfavorables llegan a su máxima expresión deben considerarse sólo aptos para soportar bosques protectores (O'Lery, 1994).
Este es el tipo de suelo que predomina en el Parque.Los suelos del Complejo 2 corresponden a los "Aluviones del río Uruguay" y se encuentran sobre la ribera de dicho río.
Se caracterizan por ser poco evolucionados, arenosos, bien drenados, profundos, ligeramente ácidos, de poca fertilidad, provenientes de depósitos fluviales del río Uruguay (C.A.R.T.A., 1962-1963b; C.A.R.T.A., 1964 en Margalot, 1985).
Estos suelos están sujetos a inundaciones periódicas que dependen de las precipitaciones pluviales que ocurran en su alta cuenca.
Estas inundaciones provocan, en la actualidad, acentuados procesos de erosión y sedimentación en esta zona.



Como se mencionó anteriormente, el Parque esta limitado por dos importantes cursos de agua: el río Uruguay y el arroyo Yabotí o Pepirí Miní, que desemboca en el primero.
El río Uruguay, cuyo significado es "río de los caracoles", nace en las estribaciones occidentales de la Sierra do Mar (Brasil), cerca de la costa atlántica.
Su primer afluente misionero, en el límite oeste con el Brasil, es el río Pepirí Guazú, que nace en Bernardo de Irigoyen, corriendo como un hilo de agua (Margalot, 1985).
Entre su desembocadura y la del Yabotí, en el río Uruguay, una falla en el substrato de basalto en sentido longitudinal al río, forma los conocidos Saltos del Moconá o Yarequitá-guazú, sobre 3000 m de extensión y caídas de agua de 5 a 7 m de altura (Margalot, 1985).
Por estar ubicados en sentido longitudinal al río, estos Saltos se cubren de agua en épocas de crecida del río, siendo tapados por completo (hasta en 7 horas) (Rivero, 1997) hasta que el río vuelva a bajar.
El río Uruguay no ha alcanzado su nivel de equilibrio, por ello ofrece muchas correderas y un curso muy sinuoso, con presencia de pequeñas islas rocosas y varios rápidos (Margalot, 1985).
Su caudal medio es de 4.640 m3/seg. con un registro máximo en los últimos 70 años de 36.000 m3 (1959) y con un caudal mínimo de 92 m3/seg. (1945) (Krauczuk, 1998).
Su ancho varía de 200 m en el tramo inferior hasta aproximadamente 450 m en el tramo superior.
A lo largo de los Saltos del Moconá existen afloramientos rocosos en el lado brasileño que son inundados en las crecidas, llevando el ancho del río hasta unos 500 m en ese tramo (Guadagnin, 1994).
Al sur de los Saltos, el Uruguay se ensancha hacia la ribera argentina embalsando las aguas, que forzadas por la curva del río, no pueden escurrir por las cascadas y forman un remanso natural (Cammarata, 1985).
Analizando los comportamientos del río Uruguay y del arroyo Yabotí según los datos de las Estaciones "El Soberbio" y "Pepirí" respectivamente, de Gendarmería Nacional (Krauczuk, 1998) y el hecho de que los saltos pueden verse bien con una altura del arroyo Yabotí no mayor a los 2 metros (Báez, com. pers.), se puede deducir, en una primera aproximación, que del mes de diciembre al mes de abril inclusive existe una mayor probabilidad de ver los saltos.
Esto es debido a que las alturas medias de estos cursos de agua en el período mencionado no superan los 2 m y a que las variaciones en la altura del agua son menores.
De todos modos, debido a la carencia de un patrón estacional y a las fluctuaciones entre año y año, no puede predecirse con certeza de estos cursos de agua comportamiento alguno, ni la posibilidad de ver los Saltos.
Las variaciones en la altura del agua del río Uruguay pueden deberse no sólo a las precipitaciones caídas a lo largo de su cuenca sino también al efecto de las represas hidroeléctricas instaladas en su cauce y a la falta de cobertura selvática en los suelos.
En el Alto Uruguay, en territorio brasileño, existe en funcionamiento una presa construida sobre el Arroyo Passo Fundo (Krauczuk, 1998).
Por otro lado, en toda la cuenca del río Uruguay hubo una drástica reducción de la cobertura vegetal original (Guadagnin, 1994) y, aunque faltan registros hidrológicos históricos que permitan comparar el nivel y la frecuencia de las crecidas del mismo a lo largo del tiempo, existen evidencias que permiten inferir un efecto negativo de las crecidas en la actualidad, como la excesiva erosión de sus costas, la disminución numérica de la especie Dyckia brevifolia, planta endémica de esta región que crece en las márgenes y suelos rocosos del río Uruguay y del Arroyo Yabotí y las grandes cantidades de barro, producto de la erosión del suelo, que depositan las crecidas anuales en los tramos finales de los arroyos, cuyas aguas son embalsadas por las del río Uruguay (Guadagnin, 1994).
En 1982, Gendarmería Nacional registró en la desembocadura del Yabotí en el Uruguay, una altura de las aguas de 37 m (Cammarata, 1985).
El arroyo Yabotí o Pepirí Miní, posee aguas cristalinas, un fondo rocoso y un ancho de 40 a 50 m. (Cammarata, 1985).
Cuando se producen las lluvias, sus aguas se tornan turbias por el sedimento que aguas arriba cae en su lecho y comienza a crecer a gran velocidad por el efecto "embalse" mencionado anteriormente, sumado al profundo cañadón que formó con su progresiva erosión hídrica.
Esto provoca un aumento de la altura de sus aguas en forma repentina (hasta 13 cm. en una hora), con un retardo de aproximadamente un día luego de haberse producido precipitaciones en la región (Matuchaka y Borsini, com. pers.).
Este aumento de la altura de las aguas del Yabotí, produce la inundación de la pasarela de acceso al Parque, ocasionando uno de los problemas de manejo críticos y cuello de botella para el desarrollo turístico y para el control y la vigilancia del Parque, entre otros.
El río Pepirí Guazú, límite con Brasil, presenta un ancho de 500 m. y su fondo pedregoso forma saltos y correderas, entre las cuales se desarrollan pozos y remansos de 2 a 3 km. de longitud y 4 a 5 m de profundidad (Cammarata, 1985).
Luego de producirse una crecida en el río Uruguay, el agua comienza a retirarse y quedan formadas una serie de lagunas costeras paralelas a la costa.
Estas lagunas son de superficie variada (de 50 m a 200 m de largo por 30 m de ancho) y permanecen con 50 cm. de agua en forma permanente. Están conectadas al río y algunas entre sí.Pequeños cursos de agua recorren el Parque formando arroyos, a veces con algunos saltos, que desembocan en el río Uruguay o en el arroyo Yabotí.
Las nacientes de estos arroyos se encuentran en la zona más elevada y plana (planalto) del Parque, formando pequeñas lagunas, bañados y suelos anegados.
Estos cuerpos de agua ocupan pequeñas superficies (de 50 m2 a 100 m2), pero permiten el desarrollo de una vegetación particular y cumplen una función muy importante para la fauna, que concurre a estos sitios en busca de agua.
Se debe confirmar la presencia de brotes de agua salobre en el planalto del Parque Moconá, ya que los mismos están presentes en el vecino Parque Estadual do Turvo (Guadagnin, 1994).
Estos sitios son muy importantes para la fauna, que se concentra en estos puntos y forma los conocidos "barreros" que resultan del pisoteo y el escarbar de los animales en busca de sal. Probablemente exista un brote natural en el Parque (Matuchaka, com. pers.).

El marco biogeográfico y fitogeográfico en el cual se encuentra el Parque Provincial Moconá ya fue expuesto, en los años 1992 y 1993 se realizó un relevamiento florísico en el Parque documentado con ejemplares de herbarios, en el que se determinaron 231 especies de plantas vasculares pertenecientes a 72 familias botánicas (Daviña et al., 1994; Anexo III-A).
Este estudio reveló la presencia en el área de especies que no habían sido citadas para Misiones desde 1903, un nuevo género de Litráceas para la Argentina: Lafoensia con la especie nummularifolia St.Hil (Rodriguez, 1995) y una nueva especie para la Argentina de la familia Mirtaceae: Calyptranthes tricona D.Legr. (Tressens y Rodríguez, 1996 en Krauczuk, 1998) (Daviña et al., 1994).
En el Parque Estadual do Turvo, se ha detectado la presencia de la especie Dyckia brevifolia (Foto 6), siendo este lugar uno de sus últimos tres relictos (Brack et al., 1985 en Guadagnin 1994).
Esta especie es una bromeliácea de hojas gruesas, cortas, con puntas espinosas, endémica de las islas y márgenes rocosos en los rápidos de los ríos Paraná y Uruguay (Klein, 1990 en Guadagnin, 1994).
En el Parque Provincial Moconá se han detectado 87 matas de esta especie en el río Uruguay, estando 68 de ellas aguas arriba de la Piedra de Bugre y 19, aguas abajo de la misma, contiguo al Remanso de la Muerte (Krauczuk, 1998).
Recientemente, el guardaparque V. Matuchaka, encontró otras 15 matas en el Arroyo Yabotí, fuera del límite del Parque, en el puente construído sobre el lote 8, localmente llamado "puente de los López"
En una recorrida por el área, pudo comprobarse que algunas de estas matas fueron involuntariamente dañadas al construirse el puente, en cuanto a la estructura de la selva, en rasgos generales, pueden distinguirse 3 estratos arbóreos, uno arbustivo y otro herbáceo (Krauczuk, 1998 e Irgang, 1980 en Guadagnin, 1994): el estrato de los emergentes es caducifolio y está constituido por árboles maduros de hasta 40 m de cañafístula (Peltophorum dubium), anchico colorado (Parapiptadenia rigida), grapia (Apuleia leiocarpa) y cedro (Cedrela fissilis), entre los más frecuentes.
El resto de los estratos es perennifolio. El estrato del dosel se caracteriza por la presencia del rabo itá (Lonchocarpus leucanthus), el rabo molle (Lonchocarpus muhelbergianus), cancharana (Cabralea oblongifoliola), guatambú blanco (Balfourodendron riedelianum), peteribí morotí (Bastardiopsis densiflora), ambay guazú (Didymopanax morototoni), guayaybí (Patagonula americana).
El estrato arbóreo bajo esta constituido por el yacaratiá (Jacaratia dodecaphilla), pindó (Syagrus romanzoffianus) mora blanca (Alchornea iricurana), ambai (Cecropia pachystachya), yabuticaba (Myrciaria trunciflora), entre otras.
El estrato arbustivo esta integrado generalmente por parí paroba (Piper sp.), yaborandí (Pilocarpus pennatifolius), helechos arborescentes o "chachíes" (Alsophila sp.) y renovales de numerosos árboles.
El estrato hebáceo posee distintas especies de helechos, selaginellas, peperomias, orquídeas terrestres y plantines recién nacidos de numerosas especies de árboles selváticos.
Existen, además, numerosas lianas o enredaderas que llegan hasta el dosel arbóreo, tal es el caso de la escalera de mono (Bahuinia microstachya), peine de mono (Pithecoctenium crucigenum), flor de San Juan (Pyrostegia venusta), entre otras.
También llaman la atención las numerosas epífitas tales como cactáceas, piperáceas, orquídeas y bromeliáceas de distintas especies.
Se encuentra presente el higuerón (Ficus luschnathiana), una especie arbórea que en una primera etapa es epífita y que a medida que crece compite con la planta soporte hasta llegar a matarla luego de numerosos años.Faltan estudios fitosociológicos, con datos sobre abundancia de especies, cobertura, dominancia, índices de diversidad (Daviña et al., 1994), que permitan mapear y caracterizar las comunidades vegetales que están presentes en el Parque, dado que la selva subtropical es bastante homogénea como formación, siendo las variaciones entre diferentes lugares más de orden fitosociológica que de estructura o fisonomía (Guadagnin, 1994).
Los estudios fitosociológicos y florísticos realizados en algunos sitios del vecino Parque Estadual do Turvo, en Brasil, (Brack et al., 1985 en Guadagnin, 1994; Albuquerque, 1990 en Guadagnin, 1994 y Dias et al., 1992 en Guadagnin, 1994), sirven como referencia para describir, en una primera instancia, parte de la vegetación del Parque Provincial Moconá, ya que ambos Parques se encuentran sometidos a condiciones climáticas, topográficas e hidrológicas muy similares.
En el Parque do Turvo se encuentran descriptas 5 formaciones vegetales con 727 especies vegetales, distribuídas en 121 familias (Brack et al., 1985 en Guadagnin, 1994; Vasconcelos et al., 1992 en Krauczuk, 1998).
Estas formaciones son:

a) Formación de Selva: Con tres estratos: un estrato arbóreo superior formado por árboles de una altura media de 20 m, con individuos emergentes llegando a 30 m, en su mayoría especies deciduas como la grapia (Apuleia leiocarpa), la cañafístula (Peltophorum dubium), el cedro (Cedrela fissilis) y el peteribí (Cordia trichotoma); un estrato arbóreo medio entre los 10 y los 20 m de altura, denso, con muchas especies perennes tales como la palmera pindó (Syagrus romanzoffianus), la carne de vaca (Styrax leprosa), al camboatá blanco (Matayba elaeagnoides), los laureles de los géneros Nectandra y Ocotea y mirtáceas de los géneros Calyptrantes, Plinia, Eugenia, entre otros; un estrato arbóreo/arbustivo o sub- bosque, formado por árboles, arbolitos y arbustos, que se caracteriza por la presencia significativa de la ortiga brava (Urera baccifera), el ingá (Inga marginata), el pau de ervilha (Trichilia elegans) y el naranjo de monte (Actinostemun concolor). Son comunes aquí las lianas, trepadoras, epífitas, pero el sub- bosque se torna cerrado en los claros, donde solo crecen las tacuaras.
Las especies arbóreas más abundantes son el cincho (Sorocea omplandii), la canela (Ocotea diospyrifolia), la cancharana (Cabralea canjerana) y embirao (Tetrorchidium rubrivenium). Los árboles muertos demostraron ser importantes en la floresta.

b) Formación campestre: con excepción de los períodos de lluvias, los afloramientos de rocas que caracterizan a estos ambientes, quedan totalmente recubiertos por líquenes, musgos y hierbas. Entre la hierbas más frecuentes se encuentran la petunia (Petunia integrifolia) y la verbena (Verbena strigosa). También son comunes varias especies de bromeliáceas, cactáceas, compuestas y helechos. Donde ya existen formaciones de suelos crecen arbustos y arboretas tales como cocao (Erythroxylum), quaresmeria (Miconia cinerascens), guamirim (Myrcia bombycina) y también especies arbóreas tales como soita (Luehea divaricata) y canela de venado (Helietta longifoliata), que en este ambiente no superan los 5 metros de altura.

c) Formación de Lajedos (rocas aflorantes): esta constituida por la formación rocosa de las márgenes e islas del río Uruguay que posee especies adaptadas a condiciones extremas: permanecen sumergidas bajo el agua durante semanas o meses en épocas de grandes lluvias donde el río desborda y por otro lado quedan meses expuestas al sol.
Son hierbas tales como Stenandrium trinervi, Bulbostylis capillaris, Zephyranthus filifolia, Dyckia brevifolia y también arbustos tales como el sarandí (Phyllanthus sellowianus) y el mataojo (Pouteria salicifolia) .

d) Formación de Bañados: ubicados en áreas de drenajes insuficientes o nacientes de ríos.

e) Formaciones Antrópicas: en áreas limitadas tales como los basurales, capueras o selvas secundarias, donde se encuentran rastros de transformación por el hombre.En base a fotografías aéreas del Parque Provincial Moconá y a recorridas de campo, pueden distinguirse, en una primera instancia, algunas de estas formaciones vegetales descriptas para el Parque do Turvo, como la formación de selva, de lajedos y de bañados, pero es imprescindible realizar estudios específicos.Una comunidad vegetal que crece fija a las rocas en el lecho del río Uruguay sobre los Saltos del Moconá, son las asociaciones de Podostemáceas (Krauczuk, 1998), que son dicotiledóneas con aspecto de algas o de musgos que habitan exclusivamente en los torrentes y cascadas tropicales (Cabrera, 1976).Otra comunidad vegetal que puede diferenciarse en el Parque es la riparia, que crece en las márgenes del río Uruguay y del arroyo Yabotí. En esta comunidad están presentesel ingá (Inga urugüensis), el seibo de monte (Erythrina falcata), la pindó y la grapia, entre otras especies (Daviña et al., 1994). Es aquí, en el borde de los caminos y en las capueras donde se ha detectado con mayor frecuencia la presencia de plantas exóticas, al igual de lo que ocurre con algunas especies en el Parque Estadual do Turvo (Guadagnin, 1994).La especies exóticas encontradas en la costa del Uruguay y en los bordes de los caminos son: guayabo (Psidium guajava), ricino (Ricinus communis), zarzamora (Rubus urticaefolius), sorgo de alepo (Sorghum halepense), pata de perdiz (Cynodon dactylon), cerraja (Sonchus asper), mandarina (Citrus reticulata), banano (Musa paradisiaca) (Daviña et al., 1994). Estas especies aparentemente no están presentes formando grandes poblaciones, por lo que su grado de peligrosidad en la actualidad es leve, pero es necesario realizar estudios y un seguimiento de las mismas para que en el futuro no provoque problemas de manejo. En el Parque do Turvo especies como la uvenia (Hovenia dulcis), la mora (Morus sp.), el guayabo (Psidium guajava) y el naranjo (Citrus sp.) que producen frutos que son comidos y dispersados por animales, son en la actualidad potencialmente dañinas, provocando un impacto moderado (Guadagnin, 1994).Una especie nativa de importancia para la fauna frugívora del parque es la yaboticaba (Myrciaria trunciflora), mirtácea de frutos negruzcos comestibles para numerosas especies animales y para el hombre.
En el Parque se detectó la presencia de esta especie, aunque se desconoce su disposición espacial y abundancia. Se sabe que crecen en los suelos anegados de los planaltos conjuntamente con agrupaciones de pindó (Syagrus romanzoffianus), que también es apetecida por la fauna (Guadagnin, 1994).
La selva en sí en el área del Parque se encuentra en buen estado de conservación, a pesar de haberse explotado hace muchos años en forma selectiva (Krauczuk, 1998).
Es notable la presencia de individuos de gran porte y diámetro de cañafístula (Peltophorum dubium), grapia (Apuleia leiocarpa) y cedro (Cedrela fissilis), que denotan el buen estado de conservación del área.
Sólo en dos sectores del Parque se desarrollan capueras constituidas por abundante fumo bravo (Solanum granuloso-leprosum) y palo pólvora (Trema micrantha.), mezclados con (Amaranthus quitensis), chilca (Bacharis sp.), pega pega (Desmodiun sp.), zarzamora (Rubus urticaefolius), mandioca brava (Manihot grahamii), achira roja (Canna índica), ambaí (Cecropia pachystachya) y algunos citrus (Citrus reticulata).
En algunos sectores existen tacuarales (Merostachys clausenii y Chusquea ramosissima), originados por la mayor penetración de luz y que en algunos casos llegan hasta el borde de los caminos (Krauczuk, 1998).
Este estado de conservación le da al área importancia desde el punto de vista de la conservación y de los estudios científicos que aquí pueden desarrollarse, ya que debido a que ha permanecido inaccesible hasta hace pocos años atrás, se halla en óptimas condiciones para contribuir al conocimiento de la flora de nuestro país (Daviña et al., 1994).





La fauna de esta área corresponde biogeográficamente a la Provincia Paranaense Cabrera (1980) cuyo estado de conservación como bioma se encuentra amenazado.
Los estudios faunísticos realizados en el Parque Provincial Moconá son escasos y por lo tanto no brindan la información necesaria como para realizar un diagnóstico completo de la composición de la fauna.
El conocimiento que en la actualidad se tiene en este aspecto se basa en observaciones de campo realizadas asistemáticamente en el Parque y en inventarios realizados en zonas aledañas, por lo que seguramente en esta evaluación no estemos considerando un cierto numero de especies.
No se han realizado muestreos de micromamíferos (roedores y murciélagos), grupo muy numeroso en especies, algunas raras o amenazadas y en el caso de los murciélagos frugívoros, de gran importancia en el proceso de dispersión de semillas y de regeneración de la vegetación de la selva.
Tampoco se ha hecho un relevamiento de peces, cuya presencia en los cursos de agua del Parque, sobre todo en el río Uruguay, es producto de una actividad ilegal de pesca.
A pesar de esta escasez de estudios, los hasta hoy realizados revelan la presencia de determinadas especies animales cuyo estado de conservación es crítico en todo su rango de distribución.
Esto denota el buen estado de conservación que posee el Parque y también las áreas aledañas, en las que, por estar dentro de la Reserva de Biósfera Yabotí, se realiza una extracción selectiva de maderas del monte nativo.





Mamíferos



Se han registrado 31 especies de 16 familias, entre las cuales 15 se encuentran bajo alguna categoría de amenaza (Anexo III-B).Especies como el pecarí de collar (Tayassu tajacu), el pecarí labiado (Tayassu pecari), el tapir (Tapirus terrestris), el irará (Eira barabara) y el zorro de monte (Cerdocyon thous) es común verlas cercanas a las zonas habitadas por el hombre (Krauczuk, 1998; Matuchaka, com. pers.). Carpinchos (Hydrochaeris hydrochaeris) y lobitos de río (Lutra longicaudis) se observan en las lagunas de la costa del río Uruguay, cercanas a los Saltos (Matuchaka com. pers.) y en el arroyo Yabotí, mientras que en el camino a los Saltos se suelen ver ositos meleros (Tamandua tetradactyla) (Krauczuk, 1998; Matuchaka, com. pers.). Existen numerosos registros de presencia de yaguaretés (Panthera onca) en el Parque y una observación de un ejemplar melánico sobre la pasarela del arroyo Yabotí en mayo de 1998 (Borsini, com. pers.).
Esta especie, cuyo estado de conservación es vulnerable, se encuentra presente también en las inmediaciones del Parque, tanto al sur en el Parque Estadual do Turvo (Wallauer y Albuquerque, 1986 en Guadagnin, 1994) como al norte del Parque Moconá, en el Lote 8 (Barquinero, com. pers.).



Aves



En cuanto a las aves, se han realizado inventarios y relevamientos cuantitativos (Krauczuk, 1997; Krauczuk, 1998; Raymundi et al., inéd.) que, a pesar de contener mucha información, resultan aún incompletos.
Se han relevado un total de 205 especies de 37 familias, entre las que se encuentran 40 consideradas en alguna categoría de amenaza nacional o internacional.
Un relevamiento preliminar del Parque Estadual do Turvo sumó un total de 218 especies distribuídas en 49 familias (Albuquerque 1981 en Guadagnin, 1994), por lo que es de esperar que el número de especies de aves que alberga el Parque Moconá, si bien su superficie es menor, sea mucho mayor que el observado hasta la actualidad.El trabajo realizado por Krauczuk (1997) en tres sectores distintos del Parque reveló, en cada uno de ellos, la existencia de especies de aves que merecen la atención debido a que están en alguna categoría de amenaza.Es de destacar la presencia del carpintero cara canela (Dryocopus galeatus) (Krauczuk, 1998) y una observación, en 1997, de harpía (Harpia harpyja) en el Lote 8, en el límite norte del Parque (Barquinero, com. pers.). Ambas especies se encuentran amenazadas, la primera en peligro de extinción y extintas en el Parque do Turvo y en el Estado de Río Grande do Sul, Brasil, (Belton 1984; 1985, en Guadangin 1994) con probabilidad aún de habitar el área (Collar et al., 1992 en Guadagnin 1994).
En las cercanías del Parque puede observarse la presencia del atajacaminos coludo (Macropsalis creagra) que habita únicamente en esta región del país (Krauczuk, 1998).
Otras especies de especial interés de conservación encontradas en el Parque son: la yacutinga (Aburria jacutinga), las pavas de monte (Penelope obscura y Penelope superciliaris), el macuco (Tinamus solitarius), el pájaro campana (Procnias nudicollis), el arasarí banana (Baillonius bailloni), el carpintero verde (Piculus aurulentus) y el yacutoro (Pyroderus scutatus), ya que estas son especies que se encuentran en peligro o amenazadas en todo su rango de distribución y amenazadas de extinción en Brasil y/o en Río Grande do Sul (Belton, 1985 e IBAMA, 1989 en Guadagnin, 1994) .



Anfibios, reptiles y peces



No existen relevamientos sistemáticos realizados dentro del Parque.
Se cuenta con listados de especies de anfibios y reptiles espectables para los Departamentos de San Pedro y Guaraní, elaborados por el Dr. Andrés Bosso.
En el Parque Moconá se ha detectado la presencia de los anfibios Bufo crucifer, Hyla faber y Crossodactylus aff. schmidti (Krauczuk, 1998), mientras que en el Parque do Turvo, Lema (1980) en Guadagnin (1994), colectó dos especies de anfibios de los géneros Typhops y Atractus.
En cuanto a los reptiles, en Moconá se detectó la presencia de Tomodon dorsatus (Krauczuk, 1998) y en el Parque do Turvo, de Bothrops jararacussu, B. cotiara, Micrurus frontalis, Spilotes pullatus y Tupinambis teguixin (Albuquerque, 1990 y Lema, 1980 en Guadagnin, 1994).
Los peces habitualmente pescados furtivamente en el río Uruguay son, entre otros, tarariras (Hoplias sp.), gramatá (Prochilodus lineatus), piava (Leporinus obtusidens), Oligosarcus jenysii, dorado (Salminus orbignyanus), pintado (Pimelodus sp.), surubí (Sorubium lima) y diversas especies de mojarras (Guadagnin, 1994).
Muchos de estos quedan atrapados en las lagunas costeras y allí se desarrollan, atrayendo a lobitos de río y a distintas especies de aves, que encuentran allí su alimento.
Relevamientos en tramos superiores del río Uruguay enumeraron más de 70 especies (Bertoletti et al., 1989 y Bertoletti et al., 1990 en Guadagnin, 1994).
De estos tres grupos descriptos, falta confeccionar listados con los avistajes diarios y realizar relevamientos sistemáticos. En el caso de los peces, resulta sumamente importante conocer que especies habitan los ríos ya que existe una pesca ilegal y constante en los mismos, sobretodo en el río Uruguay.



Invertebrados



En invertebrados los principales trabajos se realizaron en el vecino país de Brasil mientras que la zona Argentina fue escasamente prospectada por miembros de la Facultad de Ingeniería Forestal y de la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales de la UNaM (Krauczuk, 1998).
Para el Parque Estadual do Turvo, Wittmann y Hoffman (1990) en Guadagnin, (1994), enumeraron 78 especies, con 15 probables especies nuevas y 8 de estas, exclusivamente encontradas en el Parque, cuatro (del orden Hymenoptera) consideradas amenazadas de extinción en Río Grande do Sul.
Diversos estudios genéticos, ecológicos y sistemáticos sobre Dípteros, Lepidópteros e Hymenópteros se han realizado en el Parque Estadual do Turvo (Valente y Araujo, 1991 en Guadagnin, 1994; Araujo y Valente, 1981 en Guadagnin, 1994).
Las mayores abundancias poblacionales de mariposas fueron encontradas en el otoño, seguido de un número poblacional que permanece constante a lo largo del año, debido a la exuberancia de la vegetación y a las temperaturas no excesivas (Pansera, 1981 y Garcias, 1983 en Guadagnin 1994).

Programa Prodia


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