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domingo, 8 de noviembre de 2009

Aceleran los tiempos de las presas de Garabí y Roncador

El fantasma de la cota 94 vuelve a instalarse ante la urgente necesidad de generar energia a corto plazo para evitar un colapso energetico antes del 2016, se le sumaria Corpus

08-09-2008

Esas usinas reunirán un potencial de 3.000 MW que estará al exclusivo servicio del intercambio de energía binacional. La inversión llegaría a u$s3.000 millones. Los proyectos estarán a cargo de capitales privados.

Ayer el presidente de Brasil, Luiz Inácio “Lula” da Silva, confirmó en Recife que se encuentran en una etapa de definición final proyectos hidroeléctricos por 3.000 MW (Garabí y Roncador) que se construirán con la Argentina con una inversión estimada en torno de los 3.000 millones de dólares.
Entre todo el conjunto de interconexiones energéticas que se establecieron con la región en los últimos años solamente con Brasil se logró poner en marcha un intercambio energético equilibrado que fue en mutuo provecho de las partes.El ministro de Planificación, Julio De Vido, precisó ayer, por su lado, que “estamos teniendo charlas sobre Garabí y vamos a incluir en las conversaciones de mañana (por hoy) el tema de la construcción de esa represa, porque es intención acortar al máximo la definición de la ingeniería conceptual, factibilidad y elaboración de los pliegos”. Sobre la celeridad que se imprimió a esos proyectos, De Vido dijo que “habíamos arrancado con un plazo de (trabajo) de cincuenta meses, después se bajó a treinta y ahora estamos por cerrar en veinticuatro meses” el tema del lanzamiento de esas represas.
Se trata de los cierres de Garabí y Roncador por levantarse sobre el curso superior del río Uruguay, cuyas futuras usinas podrían aportar a los sistemas energéticos de la Argentina y Brasil algo más de 10.000 GW/h al año, potencial productivo que ambos Estados podrían usar por partes iguales pero sin desmedro de que en algunos críticos momentos alguno de los socios se beneficie con un aporte mayor. El esquema de construcción de esas represas por levantarse es resultado de un convenio suscrito oportunamente por EBISA con Eletrobras.
Las obras serán ejecutadas por cuenta y riesgo de inversores privados que tendrán como contrapartida de su esfuerzo inversor un contrato de concesión por treinta años, cuya adjudicación se concursará por el menor precio cotizado por la energía por entregarse. Según la propuesta de las autoridades brasileñas, el esquema de contrato sería similar al que ese país puso en juego en las dos represas que encaró sobre el río Madeira, uno de los principales afluentes del Amazonas, cuyas futuras usinas reunirán un potencial de 6.500 MW.

En el caso de las represas que se proyecta encarar con la Argentina, esas futuras centrales hidroeléctricas estarán esencialmente a disposición del intercambio energético binacional que puso en marcha con excelentes resultados a partir del 2007, acuerdo que actualmente está posibilitando una exportación a Brasil de algo más de 1.300 MW diarios, mientras que durante el invierno esa corriente de intercambio fue direccionada hacia la Argentina.

Esos proyectos hidroeléctricos, cuyos estudios de factibilidad se adjudicarán en fecha próxima a consultoras especializadas para que definan las características de los cierres más convenientes, a fin de minimizar las tierras por anegarse pero bajo condiciones que permitan el mayor rendimiento económico en función de la rentabilidad que arroje el kilovatio instalado en sus casas de máquinas. Garabí y Roncador serán los primeros proyectos energéticos que Brasil, a través de Eletrobras, y la Argentina por intermedio de EBISA, lanzarán en forma conjunta.

Hasta el presente los únicos ejemplos de represas binacionales en la región fueron Itaipú, levantada por Brasil en conjunción con Paraguay, y las de Yaycretá y Salto Grande que la Argentina encaró con Paraguay y Uruguay, respectivamente.

Pero además de esa cooperación en el sector hidroeléctrico, el titular de Energía, Daniel Cameron, adelantó el viernes en Buenos Aires que con Brasil se proyecta incursionar en el campo de la nucleoelectricidad. Esa decisión haría necesario replantear luego de la construcción de una cuarta y quinta usina Candú, que se negocia construir con la canadiense AECL, si la Argentina seguirá aplicando en su plan nuclear el uso de uranio natural.

Por Ernesto De Paola

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