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miércoles, 7 de octubre de 2009

UN POCO DE HISTORIA, EL PROYECTO MOLLARD DE 1912

El 23 de agosto de 1912 el ingeniero francés Mauricio Mollard presentó una solicitud de concesión al Senado argentino, en representación de capitalistas extranjeros, del "derecho de utilizar y explotar el caudal del río Uruguay", previendo la construcción de:
A) SALTO GRANDE:
1 - Un dique de 17,50 mt de altura aproximada y longitud de 2.200 metros, atravesando perpendicularmente los restingales de Salto Grande.
2 - Un canal de navegación, con esclusa, situado en el lecho del río.
3 - Un canal de derivación en cada margen.
4 - Usinas hidroeléctricas de igual potencia en la extremidad de cada uno de los canales.
B) HERVIDERO:
1 - Una represa con alzas móviles, paso navegable y esclusas.
2 - Eventualmente, sobre cada margen un conjunto de canal de derivación con usina hidroeléctrica.
LOS OBJETIVOS PREVISTOS ERAN:
1. Asegurar la navegación del Río Uruguay entre Paso del Hervidero y Concordia y entre ésta y los restingales de Santa Rosa, en el Alto Uruguay, con embarcaciones de 10 pies (3,05 m) de calado, permitiendo la navegación hasta Santo Tomé.
2. Atenuar las crecientes de dicho río utilizando el efecto regularizador del embalse.
3. Producir energía eléctrica para las necesidades de la industria, la agricultura, el alumbrado, etc.
4. Permitir el riego, ya por toma directa del agua del embalse, ya por elevación de agua de arroyos, lagunas, etc. mediante la energía eléctrica provista por las usinas del Salto Grande.
La usina prevista en territorio argentino debería tener capacidad suficiente para producir un mínimo de 75.000 caballos de fuerza.
La concesión se solicitaba por 90 años; se harían similares pedidos a los gobiernos del Uruguay y Brasil; reclamaba un subsidio total de 14.150.000 pesos oro proponiendo, pagase el gobierno argentino 8.350.000, el de Brasil 4.500.000 y el de Uruguay 1.300.000, todos de la misma moneda. El miembro informante de la Comisión del Senado, ingeniero Valentín Virasoro, calculó que el costo total de la obra sería de 28.500.000 pesos oro, desglosados en 16.225.000 para la navegación y 12.275.000 para la producción eléctrica.
En compensación Mollard ofrecía producir y vender un mínimo de 200.000.000 kilovatios hora por año que vendería a un centavo por KW/h para beneficio de la agricultura, con libertad de vender a precio a convenir directamente para la industria, municipios y provincias y de aquel monto mínimo bonificaría al gobierno argentino en razón de un milésimo de pesos oro por Kw/h y de medio milésimo por Kw/h suplementario de los doscientos millones comprometidos como base.
El técnico francés había llegado al país acompañado de expertos alemanes y connacionales y logró asistencia de ingenieros y políticos uruguayos y brasileños para el estudio y apoyo de su anteproyecto, que era el más completo de los presentados hasta el momento.
Precisamente, el ya citado "El Litoral" del 7 de octubre de 1912, decía que había llegado a Concordia la comisión internacional encargada de informar sobre el proyecto de Mollard. Integraban la misma los ingenieros Pigazzi (Argentina), Da Silva (Brasil) y Benavídez (Uruguay). Acompañaba la delegación el propio Mollard. Elevaron informes satisfactorios una vez concluida su misión.
El 11 y 13 de setiembre de 1913, la Cámara de Senadores argentina trató este pedido de concesión, con informe muy favorable de la Comisión de Obras Públicas. Su informante, el senador correntino Ingeniero Virasoro, destacó particularmente las ventajas que ofrecería para la navegación del Alto Uruguay, diciendo que fomentaría la economía de las provincias argentinas de Corrientes y Misiones. Agregaba:
"La comisión cree que si esta obra se lleva a cabo, se habrán cumplido al fin compromisos que, como países ribereños del Uruguay, tenemos contraidos ante el mundo, de que no continúe este hecho inexplicable, que un río declarado libremente navegable, tenga un obstáculo insuperable a 200 kilómetros de su desembocadura, cuando su curso total es de 1.800 kilómetros."
También justificó la preferencia de la Comisión por el proyecto Mollard sobre el proyecto Soler, ya que el segundo proponía una represa de altura menor con producción de energía limitada a la mitad del proyecto del francés y que atendía solamente a la producción de electricidad, sin consideración de facilidades para la navegación; aunque Soler no solicitaba subsidios del gobierno, precisamente este último aspecto justificaba la inversión nacional.
La Comisión también propuso modificaciones al proyecto de ley, dando plazo hasta el 1 de enero de 1915 para que el concesionario obtuviese equivalente aprobación de los gobiernos uruguayo y brasileño, entre otros aspectos.
Al debate, en su segunda sesión, asistieron los Ministros de Obras Públicas, Hacienda y Marina, siendo todos laudatorios por los alcances y beneficios del proyecto. No obstante, el senador Del Valle Iberlucea, se opuso a la sanción afirmando que "reconocida, en verdad, las consecuencias y ventajas de la realización de esa obra, me parece que sería el caso de que los poderes públicos se preocuparan de realizarla por sí mismos, sin necesidad de entregar una parte de la riqueza pública a un particular".
Este proyecto tuvo mucha repercusión en la prensa de entonces, como lo prueba una interesante carta del 16 de julio de 1913, desde Ancona (Italia), escrita por el Vice Cónsul Uruguayo profesor Gervasio Osimani, cuyo destinatario fue Angel Belgeri.
"Días pasados leí en Tribuna Salteña que se trata de construir un puente internacional sobre el río Uruguay. Es una idea grandiosa, sin duda, como es grandiosa la otra, - tantas veces disentida- de la utilización de la cascada de Salto Grande, para la producción de la energía eléctrica. ¿Se llevará a cabo? Lo deseo ardientemente para el progreso de ese Salto querido, cuyo vuelo se iría a las estrellas con la realización de los dos proyectos mencionados."
Los países ribereños y particularmente Brasil, adhirieron de tal manera que éste último aseguró en su presupuesto de 1914, la suma requerida para participar eventualmente de la obra.
Seguramente, el conflicto bélico mundial estallado en 1914, hizo que esta sanción del Senado Argentino no fuese tratada en la Cámara de Diputados para su conversión definitiva en Ley de la Nación. No obstante, en 1921 regresó Mollard y promovió nuevos estudios geológicos, hidrológicos, etc., en toda la cuenca relacionada con su proyecto.

Fuente Oni Escuelas

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