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jueves, 28 de octubre de 2010

Mejoran la realidad con educación

Directores de escuelas primarias del norte argentino relataron a LA NACION la dura situación de sus alumnos

Domingo 24 de octubre de 2010 Publicado en edición impresa

Julieta Molina LA NACION

Viven una misma realidad: sociedades donde el nivel de alfabetización es bajo, la posibilidad de acceso al secundario es casi nula, el embarazo adolescente y el alcoholismo están en aumento y hay una escaso mercado laboral, en su mayoría informal, donde los planes sociales son el sustento de gran cantidad de familias.

Cincuenta y dos directores de escuelas primarias de bajos recursos del noroeste y nordeste argentino visitaron Buenos Aires la semana pasada para participar del programa "Directores: líderes en acción", organizado por la Universidad de San Andrés y la Fundación Deutche Bank. LA NACION entrevistó a cuatro de estas directoras que dirigen escuelas en zonas poco pobladas y escaso desarrollo.

Liliana Franco vive en Garruchos, un pueblito de 1000 habitantes que se encuentra a 74 kilómetros de la ciudad más cercana. Trabaja hace 17 años en la escuela primaria Alejo Camilo López, que educa a 200 niños. El colegio está ubicado en la frontera con Brasil y las familias que residen por la zona tienen "muy pocos recursos, la mayoría cobra el salario universal por hijo o trabaja en aserraderos", explicó Franco.
"El problema más grave que tenemos es el transporte, faltan líneas de colectivo a las zonas urbanas. La municipalidad provee el traslado de los chicos, que en general viven en chacras a 15 kilómetros de la escuela, pero muy pocos logran salir y seguir carreras universitarias o terciarias, porque no tienen los medios para trasladarse a las ciudades", detalló Franco. La escuela no posee gas ni Internet y carece de una biblioteca.
Josefa Luna dirige una escuela que está a 115 kilómetros de la ciudad más cercana: Quimilí. En la zona Arbol Blanco Sur viven 145 personas y sus alumnos son 32. Luna contó a LA NACION que la escuela fue fundada hace nueve años y que los primeros alumnos tenían "sobreedad", pues "había chicos de 12 años que nunca habían ido a la escuela". Para esta comunidad escolar es fundamental la asistencia de una escuela de Pilar, Saint Catherine´s Moorlands, que los ayudó a construir la escuela y beca a varios alumnos para que estudien.
La realidad de esta comunidad es muy dura, según explicó la docente, "la mayoría de los padres son analfabetos y tienen un futuro de procreación. El Estado está ausente". Un hotel de lujo
Silvana González trabaja en Encon, un pueblito ubicado a 130 kilómetros de la capital sanjuanina. Con una población de 2300 personas, la zona es desértica y el clima "muy duro". En la escuela Doctor Juan Carlos Navarro se educan 308 alumnos y, de lunes a viernes, se albergan 115, pues las distancias son tan grandes que es inviable organizarse de otro modo. "Los chicos viven en ranchos muy precarios sin luz o televisión; para ellos el albergue es un hotel cinco estrellas", resumió González.

Los adultos de la zona viven de los planes asistenciales del Gobierno, del corte de junquillo (para realizar las escobas) o de la cría de ganado caprino. Asistidos por la Asociación de Padrinos de
Escuelas Rurales (Apaer), esta comunidad ha logrado que "más de 60 chicos accedan a educación de más alto nivel, desde secundarios hasta universitarios".

González explicó que el alcoholismo es un problema permanente: "Los chicos que no terminan la secundaria están en las esquinas tomando alcohol".

"El 90% de las alumnas se embaraza después de terminar el noveno grado. Los hombres no se hacen cargo, y las mujeres tienen un promedio de seis hijos", lamentó González.
Vicenta Beatriz Ramos, o Betty, es directora en Las Lomitas, una población de 15.000 habitantes, ubicada a 300 kilómetros de la capital de Formosa. Esta escuela, que desde hace 22 años lucha todos los días para educar a 350 de los niños más humildes de la zona, corre el riesgo de desaparecer porque figura como privada en el listado estatal (aunque es parroquial) y más del 50% de los padres vive del Plan Universal por Hijo, que tiene como requisito excluyente que los niños asistan a escuelas públicas.

Ninguno de los egresados de esta escuela ha accedido a la universidad y esperan que en algunos años Daniel Escajaduilla se convierta en el primero. "Es un alumno excelente", según dijo la docente. Betty sonríe al hablar de sus estudiantes y de la garra que cotidianamente ponen los docentes: "Queremos mejorar la calidad educativa y que cambie el pensamiento de nuestra gente, que está como dormida. Les queremos mostrar que es bueno apuntar alto, que se puede seguir estudiando."

LILIANA STELLA MARIS FRANCO Corrientes Directora de la Escuela Alejo Camilo López
Localidad: Garruchos
En una zona con 1000 habitantes, esta escuela educa a 200 alumnos. En un área fronteriza de población rural la escuela no posee gas y menos del 10% histórico de los alumnos ha ido a la universidad.

JOSEFA LUNA Santiago del Estero Directora de la Escuela Arbol Blanco Sur

Localidad: QuimilíUbicada a 115 kilómetros de la ciudad más cercana (Quimilí), esta zona cuenta con 145 pobladores. La escuela fue creada hace nueve años cuando "no había luz ni gas ni escuela: sólo alumnos". SILVINA GONZALEZ San Juan Directora de la Escuela-Albergue Doctor

Juan Carlos Navarro
Localidad: Encon

La escuela está a 130 kilómetros de la ciudad de San Juan y alberga durante la semana a 115 alumnos, que viven a 40 kilómetros del lugar. Posee gran porcentaje de embarazo adolescente y alcoholismo. VICENTA BEATRIZ RAMOS Formosa Directora de la Escuela Rural Las Lomitas
Localidad: Las Lomitas

La escuela educa a 350 alumnos que provienen de familias muy humildes. La mayoría de las alumnas son madres precoces y además del alcoholismo luchan contra un nuevo flagelo: el paco.

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